San Pablo impuso el toque de queda y las calles se llenaron de manifestaciones en contra
Exigieron el fin de las restricciones y la renuncia del gobernador Joao Doria. La medida se tomó por el elevado aumento de casos de coronavirus, que satura las terapias intensivas.
La reciente imposición de un toque de queda nocturno y del cese de actividades presenciales en el estado brasileño de San Pablo generó descontento entre la población local. A pesar de que las medidas se decretaron a causa del sostenido aumento de los casos de coronavirus, que puso en jaque al sistema sanitario en la región, una multitud rechazó este domingo su entrada en vigencia.
Con banderas del país y al grito de “queremos trabajar”, los manifestantes les pidieron a las autoridades paulistas dar marcha atrás luego de la declaración de la llamada “fase de emergencia”, que rige desde el viernes y se extenderá hasta el 30 de marzo. En algunos casos, llevaron carteles con la leyenda “Fuera Doria”, en referencia al gobernador del distrito.
En señal de desafío, parte importante de quienes asistieron a la movilización no respetaron el distanciamiento social exigido para prevenir la proliferación del Covid-19 y tampoco llevaron puestos tapabocas, informó TN.
Las protestas en el corazón de San Pablo, una de las regiones más ricas y pobladas de Brasil, fueron convocadas con motivo de la entrada en vigencia del toque de queda nocturno y del cese de actividades presenciales impuesto para evitar el colapso del sistema sanitario. Es que, según se informó oficialmente, los médicos no dan abasto frente a la demanda de camas, especialmente en las unidades de terapia intensiva.
Las mencionadas medidas, sumadas a la suspensión de torneos deportivos y a la reducción de las clases al mínimo imprescindible, se inscriben en la “fase de emergencia” anunciada por el gobernador Joao Doria el jueves pasado.
“Hay riesgo real de colapso y no tenemos una coordinación nacional de la pandemia”, justificó el funcionario al comunicar la decisión en una conferencia de prensa.
Según medios internacionales, en San Pablo hay cerca de 9 mil internados en terapia intensiva por coronavirus, de los cuales casi la mitad son menores de 50 años.
La presión sobre el sistema sanitario es adjudicada a la aparición de una nueva y más contagiosa cepa del Covid-19 en el Amazonas, que llevó a Brasil a convertirse en el país con muertes del mundo por la enfermedad la semana pasada.
En este contexto, la ocupación de camas de terapia intensiva en el estado, donde viven 46 millones de personas, llegó al 100% en los mayores hospitales. En tanto, la demanda sanitaria en el distrito es del 87%, mientras que el 17 de febrero era del 66%.
La segunda ola con la variante de Manaos puso en jaque a los tres estados del sur -Rio Grande do Sul, Santa Catarina y Paraná- y ahora San Pablo se encuentra al borde de no tener capacidad para atender a todos sus pacientes.
“Es la mayor crisis sanitaria de la historia, peor que la gripe española de 1918, peor que todo lo conocido, la red publica y privada nunca estuvieron tan equipadas pero ahora están siendo presionadas”, dijo a medios locales el secretario de salud paulista, Jean Gorinchteyn. Ante esta situación, pidió usar tapabocas y evitar las aglomeraciones.
En relación con las medidas anunciadas, cuyo objetivo es reducir la circulación en las calles, Joao Gabbardo, exviceministro de Salud y coordinador del comité paulista de COVID-19, agregó: “Si esto no se cumple, con toque de queda y mucho coraje para fiscalizar, no habrá camas para nadie. Ni los hospitales privados con el mejor seguro médico privado no tendrán camas”.